jueves, 30 de agosto de 2012

ROBERTO THEMIS SPERONI

PADRE FINAL

 

Usar cebollas, inventar legumbres
para darle comida a un desdichado;
mondar frutos de robo, publicarse
las manos en el fiel de una balanza;
hurgar en las pestañas, dar saliva
para beneficencias y martirios,
mientras andar errando los graneros,
muriéndose los ríos, enfermando
las mariposas y el amor. Es grave.

Yo, que vengo de mí, de los testigos
agudos del maíz, de los hisopos,
de los peces cuajados por la sombra,
salgo a pedir perdón, levanto fraguas
de idioma elemental, pido que atiendan
que la mentira salte de su centro:
la lluvia no precisa de mordaza
ni el pájaro una brújula de plumas.
Una semilla nada más, un surco;
una pequeña esfera de confianza.

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