viernes, 7 de septiembre de 2012

JUAN JOSÉ CESELLI

EL SALTIMBANQUI PRUDENTE

Ya sólo su carne se enrosca y desenrosca como
   el sonido de una flauta
Los ácidos del olvido labran su nuevo esqueleto
Arrojando lejos de su órbita aquella maldita
   espiral de caminos descarrilados entre templos
   y burdeles
 Amador curioso
Ha sobrevivido a todos los laberintos de las
   victorias
Deslizándose por las galerías de la noche contra la
   destreza incomparable de la luna
Encontró su cabeza olvidada
En una oficina de equipajes
Se la devolvieron
Encajaba perfectamente sobre sus hombros de
   fiebre amarilla

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