LOS
DONES QUE ME DIERON
-Apenas
si me dieron todo el tiempo del ángel derramado.
Fue
como una postal del cielo en una lámina,
todo
el cielo de dios en una sola lágrima,
todo
un gran arenal de sol siempre irredento
en
el fondo del miedo.
Entre
zarzas ardientes,
y
allá, en la lejanía,
más
allá de las nubes,
la
memoria sin voz.
Muda,
impasible.
Te
has cansado de hurgar entre tus muertos
Entre
fatuas preguntas
Libro
tras libro
Napa
tras napa
Y
nunca el agua
Para
saciar tu sed
De
un manantial de amor nunca saciado.
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