jueves, 27 de diciembre de 2012

NÉSTOR PERLONGUER



EN EL REFORMATORIO

O era ella que al entrar a ese reformatorio por la puerta de atrás
veía
una celadora desmayada: calesas de esa ventiluz: Inés, en los
cojines
de esa aterciopelada pesadumbre, picábase: hoy un borbón, mañana
un
parma. La hallaban así, yerta: borboteaba. Los chicos se vigilaban
tiesos en su torno-y unos se acariciaban las pelotas debajo del
bolsi-
llo aunque estaba prohibido embolsar los nudillos, por el temor al
limo, pero se suponía que la muerte, o sea esa languidez de celadora
a lo cuan larga era en el pasillo, les daba pie para ello; y asimismo,
esta mujer, al caer, había olvidado recoger su ruedo, que quedaba
flotando - como el pliegue de una bandera acampanada-a la altura
del muslo; era a esa altura que los muchachos atisbaban, nudosos,
los
visillos; y ella, al entrar, vio eso, que yacía entre un montón de niños
- y el más pillo, como quien disimula, rasuraba el pescuezo de la
inane con una bola de billar; y un brillo, un laminoso brillo se abría
paso entre esa multitud de niños yertos, en un reformatorio, donde
la celadora repartía, con un palillo de mondar, los éritros: o sea las
alitas de esas larvas que habían sido sorprendidas cuando, al entrar
en la jaula, se miraban, deseosas, los bolsillos; o era una letanía la que
ella musitaba, tardía, cuando al entrar al circo vio caer ante sí a
esos
dos, o tres, niños, enlazados: uno tenía los ojos en blanco y le
habían
rebanado las nalgas con un hojita de afeitar; el otro, la miraba
callado.

domingo, 23 de diciembre de 2012

“Seguramente la capacidad de observación es un gran defecto para el poeta que, al final, acaba tomando las nubes por nubes.”

ODYSSEAS ELYTIS



martes, 11 de diciembre de 2012

MIGUEL ANGEL VIOLA



LA CIUDAD DEFENDIDA

Algo desconocido, algo que pudo ser una gaviota, a lo lejos,
se anunció sobre la ciudad gigante. De inmediato, la luz
negra hizo desaparecer la ciudad asemejándola a un tumulto
de rocas o a un torrencial agujero del planeta.

Mas allá, los contornos tomaron el aspecto de brillantes
desiertos emergiendo de una noche calculada. Detrás del simulacro
grandes puentes se tendieron, las terrazas giraron y se
elevaron sobre las señales.

Más abajo, infinidad de pisos descendieron hasta las guarniciones
cavadas en la tierra viva.

Entonces las armas se asomaron con suavidad y estallaron,
Entre las detonaciones, el polvo de los legendarios moradores
de la ciudad olvidada, se confundía con el viento y los
grandes muros que saltaban el cielo.

Algo desconocido, algo que pudo ser una gaviota, se alejó.

ANTONIO PORCHIA



VOCES

Situado en alguna nebulosa lejana hago lo que hago,
para que el universal equilibrio de que soy parte
no pierda el equilibrio.


Mi pobreza no es total: falto yo.


Vengo de morirme, no de haber nacido.
De haber nacido me voy.


Una cosa sana no respira.


A veces estoy como en un infierno y no me lamento.
No encuentro de qué lamentarme.


Quien conserva su cabeza de niño,
conserva su cabeza.


Pueden en mí, más que todos los infinitos,
mis tres o cuatro costumbres inocentes


La confesión de uno humilla a todos.


Quien dice la verdad, casi no dice nada.


Hay caídos que no se levantan para no volver a caer.


Todo lo que cambia, donde cambia, deja detrás de sí un abismo.


LUIS LUCHI



LAS ANTÍTESIS

Está la humanidad,
está.
Si aguantamos una generación más
ya casi llegaremos al final,
y veremos del otro lado.
La fisiología se ocupará del dolor,
la duda será curada
con ondas ultrasónicas de saber,
la amistad y el amor
reflejos que producen placer
abundarán como el pan regalado,
y si no es así
de todas maneras
está la humanidad,
está.

Lo que somos cabe dentro de ella.

martes, 4 de diciembre de 2012

LEOPOLDO MARECHAL



CANCIÓN

El Río de tu Sueño cantará el abecedario del agua.
Tendrá árboles, como llamas verdes
chisporroteando alondras;
y altos bambúes cazarán el girasol de las lunas
en el Río de tu Sueño que sólo tú remontas.

El alba será un loto que perfuma
la muerte de tus noches;
de picotear estrellas estarán ebrios tus pájaro-moscas.
Habrá remansos y un polen que hace dormir al viento
en el Río de tu Sueño que sólo tú remontas.

Con mi remo al hombro he visto zarpar cien días.
Mis hermanos pelarán la fruta del mundo, la más roja...
Con mi remo inútil, a lo largo de las noches,
busco el Río de tu Sueño que sólo tú remontas.

RICARDO E. MOLINARI



SÍ, QUÉ TEJADO, QUÉ SOMBRA DE MADERA …

Sí, qué tejado, qué sombra de madera sobre el último día.
Cantaba el mar en playas de níquel, el mar lleno de sudor,
siempre el mar.

Yo estaba desesperado como si ya no quedara otra vida,
como si el mundo fuera plano
y mi sueño estuviera colgado de una pared.

Sí; el amor, la carne, el triste sueño. Yo no quería morir,
no quise llevar una flor transparente sobre el hombro pasajero;
dejar de ser un pobre árbol sin jacintos.

(Mañana, cuando esté sereno, todo se me ha de volver tonto;
     ya estoy sordo
de llevar mis ríos a un corredor;
de dirigirme a una frase viviente entre montañas,
a un vaso de café, a una canción, a toda una noche sin dormir.

Pero el amor es el amor,
y yo tolero lo que me ayuda a ser diferente:
silencio entre dos hojas, espacio entre los hombres.)

domingo, 2 de diciembre de 2012

ARIEL CANZANI



LOS SUEÑOS

Pondré
lagartos
en mis manos
abiertas
y dejaré
que duerman.

Y arañas
y hormigas
gigantes
y palomas
y dejaré
que duerman.

La tarde
caerá
sobre las olas
la noche
pintada
del color
de picos
de petreles
se llevará
mis ojos
y el alba
ensangrentada
me manchará
los dedos.

Pondré
mis sueños
en las manos
abiertas
y dejaré
que crezcan.